«Daniela Forever», de Nacho Vigalondo: crítica de la película

Escena de Daniela Forever

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Dicen que lo bueno se hace esperar. Por este motivo, hemos tenido que esperar unos 9 años al regreso de Nacho Vigalondo a la gran pantalla. El director cántabro regresa a los cines con «Daniela Forever», una película en la que recupera algunas de las señas de identidad de su cine: ciencia ficción y una trama romántica.

El regreso a los cines del director de «7:35 de la mañana» y «Los cronocrímenes» se produce con una historia que habla de la soledad y el duelo por la pérdida de un ser amado .

Una historia que creo que viene a partir de una pérdida devastadora que sufrió el cineasta, pero de la cual no ha querido ahondar demasiado en las entrevistas, así que suponemos que es algo muy personal.

En todo caso, no es algo necesario de conocer para disfrutar de esta estupenda película protagonizada por Henry Golding, Beatrice Grannò, Rubén Ochandiano y Nathalie Poza.

En la película conocemos a Nicholas, un jove expatriado en Madrid que aún no se ha recuperado de la pérdida de su novia, Daniela. Ante esta situación, una amiga le recomienda un tratamiento experimental que podría ayudarle a superar esa pérdida.

Se trata de una pastilla con la que tener sueños lúcidos; es decir, aquellos en los que eres ligeramente consciente de lo que está sucediendo. Sin embargo, lo que comienza siendo como una ayuda para intentar superar el dolor, Nicholas lo utiliza para volver a un mundo en el que Daniela sigue viva… pero esta situación no parece que la vaya a poder repetir permanentemente.

«Daniela Forever»: ciencia ficción y duelo a partes iguales

Escena de Daniela Forever

Posiblemente esta es una de las películas más maduras del director, aunque en lo personal creo que la más redonda sigue siendo «Los cronocrímenes». En todo caso, es una historia en la que en primer lugar encontramos una narrativa muy rica. Y es que para contar el mundo real, y diferenciarlo del de los sueños, el director decidió utilizar la Betacam. Una cámara, por cierto, que era la que utilizaba en sus primeros pinitos en el cinne.

La variedad de niveles narrativos puede resultar algo desconcertante de entrada; sin embargo, Vigalondo lleva muy bien la batuta y, gracias al uso de recursos tanto en la imagen como en el sonido, no te tienes por qué perder en el laberinto que es esta película. Los efectos especiales son, además, muy interesantes: están muy bien conseguidos, pero al mismo tiempo parecen los de una película de menos presupuesto.

Escena de Daniela Forever, dirigida por Nacho Vigalondo

Se agradece enormemente que esta película, que trata una historia tan triste, sea tan lúcida a pesar del final descorazonador con el que termina. En todo caso, para finalizar, me quedo con una frase del director que habla precisamente sobre la pérdida: «En la vida real, cuando nos enfrentamos a duelos, sabemos que la única cura posible es el tiempo y la paciencia. Hay que saber dialogar con las emociones y saber esperarse a uno mismo y a los demás».


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