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En esta ocasión voy a hablar de dos películas muy destacadas, y que probablemente saldrán muy bien paradas en la temporada de premios, y que tienen un elemento en común: están protagonizadas por el actor Eduard Fernández. Tres veces ganador del Goya, el último en concreto en la categoría de Mejor Actor de Reparto por «Mientras dure la guerra», es posiblemente uno de los mejores intérpretes de su generación, y en sus películas estrenadas este año hace un trabajo brillante. Vamos a hablar de cada una de ellas brevemente.
«El 47», de Marcel Barrena
«El 47» de Marcel Barrena es un melodrama que recuerda la lucha de los vecinos de un barrio de los arrabales de Barcelona y su lucha para conseguir que el ayuntamiento de la ciudad condal les ponga una ruta de autobús durante el tardofranquismo. Una lucha que no solo es de clases sino también porque la mayoría de las personas de ese barrio provenían de otras zonas del sur de España y habían emigrado a Cataluña para buscar una vida mejor.
La historia está inspirada en la vida de Manolo Vital. Y digo inspirada porque, según he podido leer sobre la película, lo cierto es que se han mezclado la historia del propio Vital con la de su hijo. En todo caso, lo cierto es que la idea me interesa mucho y creo que todos nos podemos sentir identificados con esta historia de superación.
Fernández lleva todo el peso de la trama y lo cierto es que en su interpretación ha aportado muchos matices; es decir, ha podido exprimir al máximo todos sus recursos para un personaje que, sin duda, ha supuesto todo un caramelo para su carrera.
Dicho esto, la película está muy bien contada, es entretenida y emociona, aunque a veces creo que es un poco sensiblera. Creo que gustará más en Cataluña, sobre todo por esa pasión que pone el personaje en aprender catalán para integrarse, que a mi me pareció falso, y eso que a mi me encanta el catalán e incluso me podría sentir identificado con dicho interés.
«Marco» de Aitor Arregi y Jon Garaño
También basada en hechos reales, aquí Eduard Fernández interpreta a un tipo que durante años se hizo pasar por un español superviviente del holocausto. Lo cierto es que el principal handicap de esta película es que ya desde el principio sabemos que todo lo que dice es inventado, porque ya se conoce la historia real, y esto sin duda ha tenido que ser un reto para los guionistas para poder mantener el interés en todo el relato.
Y en este caso lo han conseguido en una historia en la que hay algunos saltos en el tiempo y que realmente no se centra en el hecho de que ha engañado sino de descubrir porque está haciendo eso y hasta qué punto es capaz Marco de mantener su verdad y su relato.
Aquí Eduard Fernández está descomunal, sobre todo por todo el maquillaje que lleva, y porque además es impresionante cómo cambia su interpretación según la edad del personaje, ya que Fernández le interpreta en distintas etapas de su vida: desde su juventud y hasta su vejez.
En mi opinión, creo que de estas dos película, la mejor es esta última y en el caso del trabajo de Fernández, creo que también lo es.
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