¿Cómo escribir una escena muy buena?

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Escribir un guion no es una tarea que sea precisamente fácil, aunque tampoco es imposible. Y uno de los aspectos más complicados antes de ponerte a escribir propiamente la historia es escribir una buena escena y decir en cuantas escenas se va a dividir tu guion.

Una escena es, como bien sabes, la unidad mínima de narración. Si fuera una receta, sería como uno de los ingredientes, lo que quiere decir que si la añades y no es necesaria, puede fastidiar todo el conjunto, por lo que es muy importante tener en cuenta su propósito, que haga que avance la historia y no sea un relleno de momento interesante.

Por supuesto, el propósito de una escena no es únicamente hacer avanzar la historia sino que también puede servir para desarrollar más, y mejor, los personajes, así como mantener la tensión y conseguir que el espectador siga enganchado a nuestra historia. Así pues, si quieres que tus escenas tengan impacto, aquí te dejamos 5 consejos esenciales para escribir una buena escena.

1. Define el propósito de la escena

Como hemos indicado anteriormente, una escena tiene que tener un propósito dentro de la narración y este propósito puede ser uno de los siguientes: hacer avanzar la trama, dar a conocer un nuevo aspecto de los personajes o dar una información nueva al lector.

En todo caso, recuerda que aunque una escena tenga alguno de estos aspectos, eso no quiere decir que sea imprescindible. «Hay escenas que son demasiado pobres funcionar por sí solas, por mucha función que cumplan», explica la novelista Clara Tíscar en este artículo.

2. Empieza en el punto adecuado

Se dice que a una escena hay llegar tarde y terminarla lo antes posible. Dicho de otra manera, lo que busca esta máxima es que el escritor o escritora tiene que ir al grano, a lo que se quiere contar, evitando todo lo superfluo e innecesario. De ahí que, por ejemplo, no haga falta escribir que el personaje llega a una cafetería, saluda, pide un café, etc.

Puedes ir directamente al momento en que el personaje está hablando con su pareja, con la que va a romper, por decir un ejemplo. En definitiva, hay que comenzar la escena en el momento más interesante, quitando las introducciones innecesarias, y terminarla cuando ya haya pasado lo interesante.

3. Haz que los personajes tengan objetivos

El objetivo del personaje es lo que hace que la historia avance. No obstante, tenemos que tener en cuenta que una cosa es el objetivo que tenga el personaje en la historia, desde el principio hasta el final, y otra muy distinta es el que tenga en esta escena en concreto.

Vamos a poner un ejemplo gráfico para que se entienda lo que quiero decir: podemos estar escribiendo un guion en el que el protagonista, un hombre joven y apuesto, tiene como objetivo que la chica de sus sueños se enamore de él. Sin embargo, para lograr ese gran objetivo, tendrá que ir superando cada uno de los mini-objetivos de cada una de las escenas. Así, en una escena este chico puede tener como objetivo conseguir el número de la chica, por poner un ejemplo.

Por supuesto, no todos los objetivos de cada una de las escenas tienen que ir en la línea del objetivo final. Siguiendo con el mismo ejemplo, son muchas las comedias románticas que empiezan con los personajes odiándose mutuamente, por lo que es imposible que su objetivo sea enamorarse.

También se da en muchos casos que se pueden dar objetivos para un personaje: uno el que quiere el personaje protagonista y otro lo que verdaderamente necesita, pero de esto se da cuenta al final. Por ejemplo, puede darse el caso de que un personaje quiere ganar una maratón pero lo que verdaderamente quiere es, por decir algo, el reconocimiento de la sociedad.

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4. Usa la subtextualidad

En la vida no siempre hablamos de forma directa sobre lo que queremos decir y, en el cine, tampoco. En todo caso, es importante que este subtexto se entienda, por lo que no vale que se pongan a hablar de cualquier cosa; en este sentido, es muy importante seleccionar adecuadamente el contexto en el que se desarrolla la escena.

El guionista Javier Meléndez, en su blog La solución elegante, explicó de esta forma lo que era el subtexto:

El subtexto es útil al personaje que quiere transmitir un mensaje pero que, por alguna razón, no puede ser claro porque:

El entorno es opresivo.
Quiere que la conversación pase desapercibida en público.
Quiere manipular. (¿Quién manipula abiertamente?).
No quiere enfrentarse abiertamente a la otra persona.
Quiere expresar su amor o deseo, pero teme el rechazo.

Uno de los ejemplos más conocidos de subtexto está en la escena de Espartaco (1960) conocida como «de los caracoles y las ostras».  En ella, el esclavo Antonino (Tony Curtis) ayuda a bañarse al senador Craso (Laurence Olivier).

5. Muestra, no cuentes

El cine es un medio visual. Siempre que puedas, transmite la información a través de acciones, imágenes o diálogos implícitos en lugar de explicaciones directas. Un personaje mirando el reloj con nerviosismo es más efectivo que decir «llegaré tarde».

Cada detalle cuenta para escribir una buena escena

Escribir una escena efectiva no es solo cuestión de tener buenos diálogos o descripciones. La clave está en mantener el interés del espectador y hacer que cada escena impulse la historia con fuerza. Pon en práctica estos consejos y tus escenas no solo serán sólidas, sino que atraparán a la audiencia de principio a fin.


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