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«Flow: un mundo que salvar» de Gints Zilbalodis es una cinta de animación que es una suerte del Arca de Noé aunque sin ninguna connotación religiosa de por medio. En ella conocemos a un gato en un mundo que comienza a inundarse y tiene que hacer todo lo posible por sobrevivir.
Es ahí cuando aparece, de la nada, un velero en el que se encuentra con un carpincho. Juntos, se embarcan en una aventura en la que buscan llegar a tierra firme y a la que poco a poco se irán incorporando otros animales.
Una cinta de animación sin diálogos, que no muda
La cinta Gints Zilbalodis es una película animada en la que los personajes son animales, pero estos no son ligeramente humanoides como puede suceder en películas de Disney como «Los aristogatos» o «La dama y el vagabundo».
Aquí maúllan los gatos, ladran los perros, pían los pájaros… En este sentido, es una película de animación sin diálogos, como es el caso de una película española, también de animación, «Robot Dreams», que tampoco tenía diálogos.
Por tanto, creo que «Flow: un mundo que salvar» puede ser disfrutada tanto por niños como adultos. En todo caso, en lo personal creo que a algunos niños pequeños puede que no la disfruten tanto, precisamente por el hecho de que no tiene diálogos y, por tanto, la historia está menos masticada.
En todo caso, quiero recalcar que soy plenamente consciente de que las películas de animación no tienen por qué ser exclusivamente para niños; sin embargo, mientras que cintas cono «Memorias de un caracol» o «La novia cadáver» son cintas animadas que verdaderamente se nota que son para adultos, creo que esta podría parecer que también está destinada al público infantil.
Así pues, quería recalcarlo por si por casualidad algún padre o madre está leyendo este texto, que sepa que a sus hijos puede que les guste o puede que no, que no es un win win como podrían ser las películas de Pixar, que prácticamente son aptas para todo el mundo.
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«Flow: un mundo que salvar» una película con emoción y muy inmersiva
Uno de los aspectos que más me ha interesado de esta película es la forma en que nos cuenta la historia: así, la imagen siempre se nos muestra como a la altura del personaje protagonista, el gato. Es decir, parece que el director quiere que veamos el mundo como si fuéramos otro felino más que está acompañado al protagonista.
Además, la imagen siempre está en movimiento, lo que ha mucha emoción a la historia. Impresionantes son las carreras a las que asistimos en «Flow: un mundo que salvar», tanto cuando vamos detrás del protagonista como si estuviéramos en videojuego, como también cuando el plano panea y nos colocamos delante o a un lado de los personajes.
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El sonido es esencial en esta cinta
Ante la ausencia de diálogos, la narración se consigue fundamentalmente con la imagen pero sobre todo con el sonido, que en esta película está muy bien conseguido. Sin duda, es un elemento importante en cualquier película pero en «Flow: un mundo que salvar» lo es aún más porque, al fin y al cabo, en esta historia tenemos un gato que lucha contra la naturaleza.
Y la naturaleza no solo se nos cuenta por los impresionantes paisajes de los que ya hemos hablado, sino también a través del sonido: las olas, el batir de las alas, los maullidos, los ladridos, las pisadas y, sobre todo, el agua en todas sus formas.
«En casi todas mis películas hay al menos una escena mostrando llover. Toda clase de emociones se pueden expresar con ello. La lluvia puede ser calmar, asustar, ser desagradable, agradable, alegre… El diseño de sonido de ‘Flow’ es de @gurwal», explica el director, enfatizando el hecho de las diferentes formas que se puede contar el agua mediante el sonido.
Una historia muy bien contada que no te puedes perder
Gints Zilbalodis se ha arriesgado a contar una historia sencilla, pero que ha conseguido aportarle mucha emoción. Su forma de contarla hace que sea entretenida, que no haya ningún cabo suelto, y que impresiona a la par que entretiene. Sin duda, es una historia muy bien contada y que demuestra una vez más que la animación tiene mucho que contar.
Esta es el segundo largometraje de este joven animador letón de solo 30 años. El primero de ellos, «Away», se estrenó en 2019 y fue escrito, dirigido y animado por el propio director y, además, no tiene diálogos como «Flow: un mundo que salvar». Su primer cortometraje fue «Rush», al que siguió «Aqua», que trata precisamente de un gato que se queda atrapado en medio del océano. Después le siguieron «Clarity», «Followers», «Priorities», «Inaudible» y «Oasis».
Os dejo con el tráiler, que también podrás encontrar en la página web de la película.
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